México se ha convertido en el campo de expansión de los fabricantes chinos de automóviles, como BYD, Geely, Chery y SAIC, quienes están ganando terreno rápidamente en el mercado local. Estos fabricantes, impulsados por la competencia feroz en su país natal y los altos costos arancelarios en Estados Unidos, han fijado su mirada en América Latina, con un enfoque particular en México, un mercado clave debido a su proximidad con Estados Unidos y sus acuerdos comerciales como el T-MEC.
Los vehículos eléctricos chinos, como el Dolphin Mini de BYD, están arrasando por su precio accesible. Este modelo de cuatro puertas, por ejemplo, se vende en México por menos de 18,000 dólares, mientras que su equivalente en Estados Unidos podría costar hasta el doble debido a los aranceles impuestos. El Dolphin Mini se destaca no solo por su precio, sino también por su desempeño, que lo posiciona como una opción atractiva para consumidores mexicanos que buscan alternativas más económicas y sostenibles.
A pesar de los obstáculos impuestos por las políticas arancelarias de Estados Unidos, los fabricantes chinos de automóviles están confiados en que México se convertirá en la puerta de acceso para una futura incursión en el mercado norteamericano. Si bien aún no se ha anunciado la construcción de fábricas en el país, la búsqueda de terrenos y concesionarios en diferentes regiones mexicanas es una señal de su interés por establecerse. Los fabricantes chinos también se han estado enfocando en la promoción de sus productos en América Latina, con campañas publicitarias en aeropuertos y estadios, aumentando su visibilidad a través de medios masivos.
Este empuje de los automóviles chinos ha obligado a los fabricantes tradicionales de automóviles a repensar su estrategia en el continente. En los últimos años, marcas como Volkswagen, General Motors y Toyota han visto cómo su cuota de mercado se reduce, no solo por la competencia interna de marcas locales, sino también por la creciente fuerza de los vehículos chinos, que ofrecen tecnología de punta a precios mucho más accesibles. Los avances en baterías, sistemas autónomos y software de entretenimiento han permitido a los fabricantes chinos posicionarse como una opción viable y competitiva.
En términos de producción, México juega un papel fundamental debido a su ubicación geográfica y sus ventajas arancelarias bajo el T-MEC. El país es ya uno de los principales productores de vehículos a nivel mundial, con más de 2 millones de autos fabricados anualmente, de los cuales una gran parte se destina a Estados Unidos. Esto hace que México sea una plataforma ideal para los fabricantes chinos que buscan exportar vehículos a los mercados de América del Norte. Si bien los aranceles sobre los autos fabricados en China son elevados, los vehículos producidos en México solo enfrentarían un arancel máximo del 2.5%, lo que resulta atractivo para los fabricantes.
Sin embargo, la relación entre México y Estados Unidos sigue siendo un factor determinante. El gobierno mexicano ha tomado decisiones que reflejan su enfoque pragmático respecto a los intereses económicos con su vecino del norte, incluso elevando recientemente los aranceles sobre los autos importados de China en un intento por proteger la industria automotriz local. Si bien el presidente electo de México, Claudia Sheinbaum, ha minimizado la importancia de los rumores sobre la construcción de fábricas chinas, es probable que el tema se convierta en un punto álgido en las relaciones comerciales bilaterales.
La introducción de vehículos eléctricos, que representan más del 50% de los nuevos autos vendidos en China, también juega un papel crucial. Estos vehículos no solo son más económicos, sino que también están alineados con la tendencia global hacia la sostenibilidad y la transición energética. A medida que los vehículos eléctricos se popularicen en América Latina, la competencia entre los fabricantes chinos y las marcas tradicionales, como General Motors y Toyota, será cada vez más evidente.
Los fabricantes chinos de automóviles, que alguna vez fueron considerados como productores de autos de baja calidad, han demostrado en los últimos años que pueden competir de igual a igual con las marcas occidentales. La superioridad tecnológica de los vehículos chinos en áreas como la autonomía, las baterías y los sistemas de información a bordo, les ha permitido ganar terreno rápidamente en mercados internacionales. Y, aunque las autoridades estadounidenses han intentado mantener a los autos chinos fuera de su mercado, la creciente competencia de estos modelos podría ser cada vez más difícil de ignorar, sobre todo si continúan fabricándose en México, un país con el que ya existen estrechos lazos comerciales.
México, por lo tanto, no solo está siendo testigo de una expansión significativa de los fabricantes chinos en su propio mercado, sino que también se perfila como un centro clave para la producción y exportación de vehículos hacia Estados Unidos y otras partes del mundo. Este fenómeno marca una nueva era para la industria automotriz global, que podría estar viendo el principio del fin de la hegemonía de los gigantes automotrices occidentales.
New York Times. (2024, December 9). El ascenso de los autos chinos en México: Un desafío para la industria automotriz global. The New York Times. https://www.nytimes.com/es/2024/12/09/espanol/negocios/autos-chinos-mexico-estados-unidos-coches.html