Tupperware, la marca que alguna vez definió cómo almacenábamos alimentos en casa, ha llegado a un punto crítico en su historia de 78 años. La empresa, reconocida mundialmente por sus innovadores recipientes de plástico, se ha declarado en bancarrota en un intento por mantenerse operativa mientras busca compradores potenciales. Este giro marca el fin de una era, y ha puesto a los inversionistas en alerta máxima.
La noticia de la bancarrota fue recibida con una caída masiva del 50% en el valor de las acciones de Tupperware, dejando claro el impacto devastador que la declaración tuvo en los mercados financieros. Para los inversionistas, este anuncio representa el colapso de una marca icónica que, a pesar de su estatus legendario, no pudo adaptarse a los tiempos modernos.
Durante la pandemia de COVID-19, Tupperware experimentó un breve resurgimiento en ventas, impulsado por el incremento en la cocina casera. Sin embargo, una vez superada esta fase, la demanda de sus productos volvió a caer. Los problemas financieros comenzaron a agudizarse debido al aumento en los costos de las materias primas, los salarios más altos y los costos de transporte, factores que redujeron significativamente los márgenes de ganancia de la empresa.
Tupperware enfrentó dificultades para conectarse con los consumidores más jóvenes, quienes buscan productos más modernos y sostenibles. Los métodos tradicionales de ventas directas, como las “fiestas Tupperware”, que alguna vez revolucionaron el mercado, ya no resonaban en un mundo cada vez más digital y consciente del medio ambiente (Streeter, 2024). Esta desconexión con los clientes jóvenes y las estrategias de ventas obsoletas contribuyeron al declive de la marca.
Además, las operaciones internacionales de Tupperware se vieron gravemente afectadas por los confinamientos en China debido a la pandemia, lo que redujo el acceso a sus productos clave. La reducción del 18% en su fuerza laboral de vendedores directos entre 2021 y 2022 fue otro golpe para la empresa, que dependía en gran medida de este modelo de negocio (Saunders, 2024).
Los inversionistas de Tupperware se encuentran en una situación compleja. Con una deuda de más de 700 millones de dólares, la empresa ha estado en prolongadas negociaciones con sus acreedores para gestionar su difícil posición financiera. Laurie Ann Goldman, directora ejecutiva de la compañía, reconoció la gravedad de la situación y la necesidad de obtener nuevos fondos para evitar el colapso.
En este contexto, los inversionistas buscan indicios de una posible recuperación o venta que pueda estabilizar las acciones. Sin embargo, los analistas del mercado se muestran escépticos. Neil Saunders, de la consultora GlobalData, señala que Tupperware ha fracasado en su intento de evolucionar tanto en sus productos como en su distribución, dejando a la marca desconectada de las nuevas generaciones (Saunders, 2024). Por otro lado, Susannah Streeter, de Hargreaves Lansdown, afirmó que “la fiesta ya terminó hace tiempo para Tupperware”, en referencia a la incapacidad de la compañía para adaptarse a los cambios en el comportamiento de los consumidores, que ahora prefieren opciones más sostenibles (Streeter, 2024).
A pesar de sus esfuerzos por reposicionarse en el mercado, Tupperware no ha logrado revertir su declive. La venta de sus productos en grandes cadenas minoristas como Target no fue suficiente para atraer a compradores más jóvenes ni para revitalizar la marca.
El futuro de Tupperware es incierto. Mientras la empresa continúa sus operaciones durante el proceso de bancarrota, los inversionistas esperan ver si la venta de la compañía a un nuevo propietario podría ofrecer un respiro temporal o si será el capítulo final en la historia de una marca que alguna vez fue sinónimo de innovación y éxito.
BBC News Mundo. (2023, julio 6). Tupperware se declara en bancarrota mientras lucha por sobrevivir. https://www.bbc.com/mundo/articles/cwyv4j111yxo
