El teletrabajo experimentó un auge tras la pandemia antes de estabilizarse en un nivel aproximadamente

cinco veces superior antes de ese periodo. Esta transformación podría potencialmente compensar la

caída de la productividad y estimular el crecimiento económico en las próximas décadas.

Los estudios clásicos de microeconomía, que analizan empresas e individuos, tienden a mostrar que el

modelo de trabajo híbrido, adoptado actualmente por aproximadamente el 30 % de los trabajadores en

Estados Unidos, Europa y Asia, tiene un impacto prácticamente nulo en la productividad. El teletrabajo

ofrece ventajas a los empleados, como la eliminación de desplazamientos agotadores y un entorno

laboral más tranquilo. Sin embargo, también puede afectar su capacidad de aprendizaje, innovación y

colaboración, ya que la reducción del tiempo en la oficina disminuye las interacciones directas. Las

investigaciones sugieren que estos efectos positivos y negativos se equilibran en general: el modelo

híbrido, que combina teletrabajo y trabajo presencial, parece no tener un efecto neto en la

productividad.

Un estudio realizado por la OCDE en 25 países, con la participación de directivos y empleados, indica

que el teletrabajo puede tener un impacto positivo en la productividad, siempre que no sea excesivo en

términos de duración. Se ha observado que la productividad aumenta y alcanza su punto máximo con

uno o dos días de teletrabajo a la semana. Más allá de ese umbral, vuelve a disminuir.

Aunque el teletrabajo genera sensaciones positivas, no disipa todas las preocupaciones sobre sus

excesos.

De hecho, más del 75 % de los directivos temen que un uso excesivo del teletrabajo perjudique la

colaboración dentro de los equipos, frenando así, a largo plazo, el crecimiento de la productividad

empresarial. Las nuevas ideas y colaboraciones innovadoras suelen surgir de intercambios informales

entre colegas, ya sea dentro de la misma empresa o con socios de otras compañías.

La falta de estas interacciones podría limitar la innovación y ralentizar la productividad a largo plazo.

Las empresas tecnológicas son las que mejor han adoptado los principios del trabajo a distancia. Esto se

pudo comprobar durante el último confinamiento por la pandemia de COVID-19. A pesar de las

medidas de emergencia que tuvieron que implementar, empresas como Microsoft, Apple y Amazon

lograron organizar eficazmente a sus equipos. Esta eficiencia se tradujo en beneficios significativos para

estas compañías.

¿Cuáles son los efectos económicos del teletrabajo?

Reducción de costos para los empleados: Gracias al teletrabajo, los empleados podrían ahorrar hasta

4.000 dólares al año. Estos ahorros provienen de la reducción de costos en desplazamientos, una mejor

conciliación entre el trabajo y la vida familiar, una disminución del absentismo y menores gastos en

vestimenta, comidas fuera de casa y transporte.

Reducción de costos para las empresas: Las empresas ahorran en alquileres y en viajes de negocios,

especialmente en sectores adaptados al teletrabajo, como el tecnológico.Impacto en la innovación y la colaboración: La falta de intercambios informales puede frenar la

creatividad y ralentizar el crecimiento, ya que estas conversaciones generan con frecuencia nuevas ideas.

Desigualdades sectoriales: No todos los sectores pueden adoptar el teletrabajo, y algunos empleados

se ven desfavorecidos por la falta de recursos adecuados.

Efectos en el consumo local y el sector inmobiliario: El teletrabajo reduce el consumo en los distritos

comerciales, pero lo impulsa en las zonas residenciales, lo que afecta al mercado inmobiliario.

Bienestar y costos sociales: Aunque el teletrabajo favorece el equilibrio entre la vida laboral y personal,

también puede causar aislamiento y estrés, generando costos sociales a largo plazo.

El teletrabajo permite mejorar la productividad y reducir ciertos costos, pero también plantea desafíos

relacionados con la innovación, las desigualdades y el bienestar de los empleados.